Joe Biden se retira: Un final cruel para un hombre con medio siglo en política

“¡Cuando te tiran, te levantas!”. Esta frase, pronunciada al día siguiente de su desastroso debate contra Donald Trump lo dice todo sobre Joe Biden, un presidente optimista y tenaz que quiso “salvar el alma” de Estados Unidos.

“Aunque fue mi intención buscar la reelección, creo que es en el mejor interés de mi partido y del país retirarme (de la contienda) y enfocarme únicamente en cumplir mis tareas como presidente por el resto de mi mandato”, dijo Biden en una carta pública, cediendo a semanas de una fuerte presión en la batalla por su supervivencia política.

Este católico devoto dijo que sólo Dios podría convencerlo de renunciar a su candidatura presidencial. Pero el demócrata de 81 años claudicó finalmente ante un adversario imposible de derrotar: la edad.

Un final cruel para un hombre que lleva medio siglo en política.

En los últimos tiempos transmitía la imagen de un anciano. Los balbuceos y las frases inacabadas del debate contra Trump a finales de junio empeoraron las cosas y se acabó convirtiendo en un estorbo para el Partido Demócrata frente a un Trump implacable.

Biden, nacido en la ciudad obrera de Scranton, en Pensilvania (este), es un ejemplo de superación. Desde la infancia luchó contra la humillación. Se burlaban de él por su tartamudez, que el combatió recitando poesía.

“Nunca te doblegues, nunca te rindas”, le decía su madre, descendiente de inmigrantes irlandeses.

“Dignidad”.

Su padre, que era empresario, le hizo entender la “dignidad” de la clase media y los apuros para llegar a fin de mes.

Joe Biden entró en política durante la guerra de Vietnam, que marcó a toda una generación, pero que en él no dejó huella. Como estudiante de derecho se libró de participar en los combates.

Profundamente centrista, Biden siempre prefirió las chaquetas a los estampados psicodélicos y observó con desdén las manifestaciones pacifistas.

Años más tarde, este gran partidario de Israel pidió sin reparos la vuelta al “orden” frente a las movilizaciones propalestinas en algunos campus estadounidenses.

En 1972, cuando tenía 30 años, este hombre alto y risueño fue elegido senador.

Poco después, su esposa Neilia y su hija, todavía bebé, murieron en un accidente de coche.

El nuevo senador prestó juramento en el hospital, junto a sus dos hijos supervivientes, Beau y Hunter.

Estados Unidos también recuerda la triste imagen de un Joe Biden devastado en 2015 por el dolor en el entierro de Beau, fallecido de cáncer.

Ante las pruebas de la vida y los reveses políticos, siempre mostró una gran resiliencia.

“Llegará el día en que el recuerdo del ser querido que perdiste te hará sonreír antes que las lágrimas (broten) en los ojos. Llegará. Te lo prometo”, dice, compasivo, a las familias afligidas con las que se topa.

46º presidente.

Su pilar se llama Jill, su segunda esposa y madre de su hija Ashley.

Esta profesora universitaria, la primera en ejercer una actividad profesional siendo primera dama, lo reconforta.

En 2024 fue ella quien acudió a los tribunales cuando el hijo menor de Joe Biden, Hunter, un exadicto al crack, fue juzgado por posesión ilegal de un arma.

Senador durante 36 años, vicepresidente durante ocho años, Joe Biden siempre quiso las llaves de la Casa Blanca.

En Washington muchos lo consideraban comprensivo pero demasiado torpe.

En 1988 se lanzó, pero tuvo que retirarse por acusaciones de plagio.

En 2008 volvió a fracasar frente a Barack Obama, quien lo eligió como vicepresidente.

El racismo y la violencia política hicieron que se presentara a las presidenciales para “salvar el alma” de Estados Unidos contra Donald Trump.

Después de una campaña marcada por la pandemia de Covid-19, ganó los comicios de 2020.

El 46º presidente de Estados Unidos, que convirtió a Kamala Harris en la primera mujer y la primera afroestadounidense en ser vicepresidenta, lanzó un programa de vacunación, reactivó la economía y renovó las alianzas internacionales.

Pero en el verano de 2021, el relativo estado de gracia del que gozaba se esfumó por la caótica retirada de Afganistán y más tarde por un aumento histórico de la inflación.

Su índice de popularidad se desplomó.

“Acabar el trabajo”.

Por más que llevó a cabo reformas importantes, orquestó la respuesta occidental tras la invasión rusa de Ucrania y limitó los daños en las elecciones legislativas de medio mandato en 2022, el país dejó de creer en su promesa de prosperidad y reconciliación.

A sus 78 años, Donald Trump contraatacaba con una retórica de decadencia. También divaga, se confunde y hasta fue condenado por cargos penales, algo inaudito para un expresidente, pero el exmagnate proyecta una imagen de fortaleza que contrasta con la fragilidad de Biden.

Pese a su andar rígido y a su pérdida de elocuencia (aunque la oratoria nunca ha sido su punto fuerte), Biden se empeñó en “terminar el trabajo” y anunció su candidatura a un segundo mandato en abril de 2023.

Atrás había quedado su promesa de campaña de 2020: la de ser “un puente” hacia una nueva generación de dirigentes. Hasta que anunció finalmente su retirada de la carrera a la reelección.

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